Les puedo asegurar que si le preguntamos a un 100 personas qué les gustaría cambiar de su sonrisa, al menos 90 de ellas contestarían “tener dientes más blancos”. Y por esto, en los últimos años ha habido un gran aumento en el mercado de tratamientos cotidianos y caseros para “tener dientes más blancos”. Suena sencillo, pero ¿qué implica en realidad?
La primera consideración que debemos tener es que no todas las “manchas” o “amarillamiento” de los dientes se derivan de la misma causa. Mientras que algunas personas presentan manchas por edad, otras pueden presentar manchas por ingesta de alimentos como café y vino, que tienden a provocar manchas. Y así hay muchas causas, estas no son las únicas. Es por eso que no todas las personas son elegibles para un tratamiento de blanqueamiento dental.
Otro punto importante a considerar es que el blanqueamiento dental es un proceso. No es nada más sentarse 30-40 minutos en la silla del dentista y esperar que la magia suceda. Es muy probable que tu dentista te prescriba tratamientos complementarios que deberás realizar en casa y que necesites observar algunas reglas específicas para la limpieza de tus dientes y controlar la ingesta de ciertos alimentos.
Si la idea de blanquear tus dientes está rondando tu cabeza, lo mejor es que acudas a tu dentista en busca de expectativas realistas acerca de los resultados; no todas las personas pueden obtener una sonrisa blanca estilo comercial de televisión, inclusive con el mejor tratamiento de blanqueamiento dental en consultorio.
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